CUANDO UNA MADRE SE HA IDO


AHORA QUE ESTOY SIN TI:

Siento que todo lo vivido ha tenido un fin, que los disgustos, alegrías y tristezas que vivimos mano a mano, uno al lado del otro, frente a frente y no tan solo en una ocasión, tuvieron por motivo el de acercarnos más y más cada día, en procura de una amistad sincera, fuerte y duradera.
Siento que los días oscuros y sin destino que viví a tu lado, cuando creí que le ganaba a Dios la lucha por tu vida, han sido los más terribles que he vivido; sin embargo, la belleza de tus ojos al verme, la sinceridad de tu mirada y el anhelo que tenías de hablarme sin poder hacerlo, dejaron en mi corazón un gusto agridulce que no se borrará nunca de mi alma entera.
Siento que cuando partiste se rompió mi espíritu, porque la vida arrebató de mi lado a mi gran amiga, confidente, socia de ideas locas y gran compañera, dejaste un gran vacío en mí, que nunca más se llenará, porque aunque por más que recuerde tu risa, voz, imagen y templanza, ya no estás.

Siento que aunque discutimos a menudo, dejándonos incluso de ver por algún tiempo, estuvimos siempre unidos por un mismo objetivo, la familia y su futuro, porque para nosotros siempre fue lo primero y lo único, ya que fuimos la misma sangre.
Siento que aunque han pasado unos pocos años, recién partiste ayer, dejando un lugar en mi vida, en la casa y en nuestra familia, que siempre estás con nosotros; pero, la amargura de no verte, abrazarte y reírme contigo aún no se disipa, muy por el contrario, a veces crece con tanta fuerza que creo estallar por dentro.
Siento que no nos dijimos todo, que quedaron cosas por hablar, caricias por recibir el uno del otro, disculpas por dar y recibir, consejos que entregar, son tantas las cosas que tengo en mi alma por descargar y ya no estás, para poder de todo eso descansar.
Siento que no hice todo lo pude por ti, que te merecías mucho más, no pude encontrar el camino para atarte más a esta tierra, Dios te quiso llevar con él y nos tuvimos que conformar.
Siento día a día, minuto a minuto que de esta pesadilla despertar no puedo, solo puedo esperar que el tiempo me dará la conformidad y que algún día enfrente mío estarás, con tu sonrisa y tu rostro al sol, esperándome para darnos ese abrazo eterno que no nos dimos y ese beso que nace y se encuentra guardado en el corazón.
Siento que aunque ya soy un adulto, no puedo dejar de derramar lágrimas de niño, al recordarte y al sentir que te quiero aún cuando ya no estás conmigo, porque a pesar que los años han pasado y los llevo cada vez con mayor cautela, me haces falta para no cometer tal vez el gran error de mi vida, que siempre atormenta, ya que no avisa y siempre está a la vuelta de la esquina.
Siento que ahora que estoy sin ti... parte de mí partió contigo.
Mi madre partió sola, en una cama de hospital, sin estar rodeada de sus seres queridos; no logré ver sus ojos tiernos por última vez, ni sentir el calor de sus manos cuando ella partía.
Estas líneas reflejan el sentimiento profundo que llevaré el resto de mi vida en mi corazón; sin embargo, sé positivamente que son compartidos por más de alguien y por medio de ellas, espero que a quienes interpreten sientan que no están solos y que la vida es así, en cualquier parte del mundo.

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